viernes, 10 de julio de 2009

Los 5 aspectos esenciales para entender como estamos parados hoy ante la crisis financiera mundial.

1) La estabilización es desigual y la recuperación probablemente será lenta. La economía mundial está estabilizándose, gracias a un nivel sin precedentes de apoyo mediante políticas macroeconómicas y financieras. Sin embargo, la recesión aún no ha terminado y la recuperación probablemente será lenta. Tras un primer trimestre decepcionante, durante el cual la economía mundial se contrajo casi al mismo ritmo que en el cuarto trimestre de 2008, los datos de alta frecuencia apuntan a una reanudación del crecimiento moderado a escala mundial. No obstante, aún se proyecta que, colectivamente, las economías avanzadas no registrarán un repunte sostenido de la actividad hasta el segundo semestre de 2010. El ritmo futuro de la recuperación dependerá del equilibrio entre fuerzas opuestas. El peso del shock financiero, el desgaste notable del comercio mundial y la mayor incertidumbre general y la caída de la confianza están cediendo gradualmente. Muchos mercados de la vivienda aún no han llegado al punto en que se inicia la recuperación. Una consideración importante es que los mercados financieros aún están obstruidos y que sigue siendo necesario limpiar los balances de los bancos y reestructurar las instituciones. Los recortes de las tasas de interés de política monetaria, el suministro continuo de liquidez abundante, el relajamiento de las condiciones de crédito, las garantías públicas y la recapitalización de los bancos han disipado considerablemente la preocupación de que se produzca un falla sistémica y han propiciado la intervención de entidades.

2) Las presiones de la inflación monetaria permanecen en niveles bajos. Las presiones inflacionarias han seguido cediendo en vista de la continua debilidad de la economía mundial. En las economías desarrolladas, la inflación general disminuyó a menos de cero, gracias a que los precios del petróleo permanecieron en niveles muy inferiores a los de un año antes, pese a su repunte reciente. En las economías emergentes, las tasas de inflación general también se contuvieron. Sin embargo, la evolución no ha sido uniforme, y la inflación disminuyó desigualmente en las distintas regiones. Pese a las presiones de los negociantes derivadas de la recuperación de los precios de las materias primas, se prevé que la inflación mundial permanecerá contenida a lo largo de dos años más. En las economías avanzadas, las tasas de crecimiento del producto potencial han retrocedido, y se observa una desaceleración de la actividad en los sectores financiero y de la vivienda y una necesidad de reasignar los recursos a otros sectores. En un futuro las tasas de desempleo alcanzarán niveles de dos dígitos en algunos países, lo cual contendrá los salarios y el gasto de los hogares y planteará graves desafíos para las políticas. En las economías emergentes, las mayores presiones desinflación monetaria en algunas regiones han hecho que las proyecciones de inflación se vean ligeramente a la baja, pese a que el crecimiento del producto se ha revisado al alza.

3) Los riesgos se han moderado pero siguen inclinados a la baja. Sobre las perspectivas siguen pesando riesgos a la baja, aunque los riesgos de eventos extremos han disminuido considerablemente. En las economías desarrolladas, el aumento del desempleo y una pérdida de confianza en la estabilidad del sector financiero podrían hacer empeorar las presiones en baja sobre los precios de los activos y desencadenar un hecho deflacionario. Además, las dudas crecientes acerca de la sostenibilidad de la deuda pública en algunos países podría intensificar las presiones en alza sobre los rendimientos de los bonos, lo cual incidirá negativamente en la recuperación de los mercados de la vivienda. El descenso de los precios de la vivienda es otro riesgo importante que podría desmejorar la confianza en las bases de capital de los bancos. Al mismo tiempo, varias economías emergentes siguen siendo muy sensibles a un agravamiento de la tensión financiera, que podría tener repercusiones para las economías desarrolladas. En términos más generales, si un mayor grado de desempleo y descontento social llevara a los gobiernos a adoptar restricciones comerciales y financieras y a frenar las reformas de otros sectores, la confianza y la productividad sufrirían las consecuencias. Sin embargo, también hay algunos riesgos al alza, como una disminución mayor de lo previsto del odio al riesgo y una dinámica más sólida de la demanda interna en algunas de las principales economías emergentes.

4) La ejecución prudente de las políticas sigue siendo clave para una recuperación duradera. Aún queda mucho por hacer para que las políticas cumplan su misión de hacer frente a la crisis, pero también será necesario ir sustituyendo las medidas de apoyo a corto plazo con medidas que sienten las bases para el retorno de un crecimiento fuerte a mediano plazo. Esto dependerá en forma crucial de que se fomente un crecimiento más potente del producto potencial, particularmente en las economías desarrolladas, y de que se reequilibre la demanda mundial. En tal sentido, las políticas financieras, monetarias, fiscales y estructurales tienen una función que desempeñar de manera conjunta.

5) La economía mundial está empezando a salir de una recesión sin precedentes en la era posterior a la segunda guerra mundial, pero la estabilización es desigual y se previno que la recuperación será lenta. Las condiciones financieras han mejorado más de lo esperado, sobre todo gracias a la intervención pública, y los datos recientes indican que el ritmo de contracción de la actividad económica está moderándose, aunque en distinto grado en las diferentes regiones. Pese a estos hechos positivos, la recesión mundial no ha terminado, y se sigue previendo una recuperación lenta, dadas la persistencia de fallas en los sistemas financieros, la disminución gradual del apoyo proporcionado por las políticas públicas y la reactivación del ahorro de los hogares en los países en que los precios de los activos se desplomaron. La prioridad primordial en materia de políticas sigue siendo el restablecimiento de la salud del sector financiero. Es necesario seguir brindando apoyo mediante las políticas macroeconómicas, y a la vez preparar el camino para retirar de manera ordenada los niveles extraordinarios de intervención pública. Al mismo tiempo, dadas las débiles perspectivas de la demanda interna en varios países con déficits en cuenta corriente, entre ellos Estados Unidos, las políticas tienen que sostener una demanda más vigorosa en ciertos países clave que presentan superávits.

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